Pedro Páramo (México, 1955) es más que una novela. Es en verdad el relato de un pueblo: una aldea muerta donde todos están muertos, incluso el narrador, y cuyas calles y campos son recorridos únicamente por las ánimas y los ecos capaces de fluir sin límites en el tiempo y en el espacio.
Comala, con sus dimensiones reales y míticas, es uno de esos ámbitos novelescos inolvidables. En primer lugar, es una síntesis de muchos pueblos de la tierra de Rulfo que se iban quedando abandonados y donde-según sus palabras- "los vivos están rodeados de muertos". Encierra asimismo una síntesis de elementos característicos de la historia de México, centrada en una sociedad rural arcaica y de tipo feudal. Pero su significación no se agota con estas facetas testimoniales. Las dimensiones de Comala son múltiples.
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