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Las ramas tiritan. Las tiesas ramas crepitan.

miércoles, 22 de mayo de 2013

La lealtad [cuento de la India]

 

En un reino antiguo, un guerrero había sido condenado a morir en la horca. El hombre tenía a su madre viviendo en una lejana localidad y quería despedirse de ella a pesar de la distancia. Rogó al rey que le permitiese partir unos días para visitar a su madre.

El monarca sólo puso una condición, que un rehén ocupase el lugar del condenado mientras permanecía ausente. Si no regresase, el rehén sería ejecutado por el rey. El guerrero entonces citó a su mejor amigo y le pidió que ocupase su puesto. Éste aceptó. El rey sospechó que el condenado huiría, y dio un plazo de siete días para que el rehén fuera ejecutado si en ese tiempo aquél no regresaba.

Pasaron los días. El sexto día se levantó el patíbulo y se anunció la ejecución del rehén para la mañana del día siguiente. El rey imaginó que el amigo del guerrero estaría angustiado y sin esperanzas. Por la noche, la tranquilidad y la confianza del rehén resultaban asombrosas. Pero el rey sonreía con desprecio, porque sabía que el guerrero había escapado y traicionado a su amigo.

De madrugada, el monarca preguntó por el rehén y el jefe de la prisión dijo:

–Ha cenado hasta quedar satisfecho, ha cantado y está extraordinariamente sereno. Con rigor cree que su amigo volverá.

– ¡Pobre infeliz! –exclamó el monarca, seguro de la cobardía del guerrero prófugo.

Llegó la hora prevista para la ejecución al brotar el amanecer.

El rehén fue conducido hasta el patíbulo. El monarca se extrañó al comprobar tanta tranquilidad en él. El verdugo le colocó la cuerda al cuello, pero el hombre inocente estaba sereno y sonreía.

El rey se preparó para ordenar la ejecución.

Enseguida se escucharon los cascos de un caballo: el guerrero había regresado justo a tiempo, para entregar su vida y liberar a su amigo.

Emocionado, el rey, ordenó detener la condena y concedió la libertad a ambos hombres.

 

(Adaptado de un cuento popular de la India, originalmente recopilado por Ramiro A. CALLE, en 101 Cuentos clásicos de la India: la tradición de un legado espiritual.)

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