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Las ramas tiritan. Las tiesas ramas crepitan.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Diferencias entre lengua oral y lengua escrita

LENGUAJE ORAL

LENGUAJE ESCRITO

Adquisición natural. Aprendemos a hablar escuchando y hablando, es decir, participando en contextos en que se practica el lenguaje oral.

Adquisición artificial. La escritura no parece formar parte todavía de nuestro desarrollo natural.

Lenguaje dialógico. Tiene como base el diálogo, lo que supone la presencia oral de los comunicantes, quienes van generando el discurrir de la conversación en el mismo proceso comunicativo. Se puede matizar el sentido de lo expresado en función de las respuestas del interlocutor, de nuestra propia idea de cómo ha sido captado.

Lenguaje monológico. En él, el interlocutor es imaginario, sea figurado o real, pero siempre es un interlocutor ausente. Entre los comunicantes, no hay posibilidades de matización del mensaje, si fuera necesario.

Con aporte paralingüístico. Se dispone de apoyos paralingüísticos y expresivos paralelos a los propiamente lingüísticos, que otorgan por si mismos significado.

Sin aporte paralingüístico. No existe el valor de lo gestual, y no puede hacerse uso de los recursos suplementarios propios del lenguaje oral.

Motivación compartida. Las motivaciones sobre lo que se dice se van gestando en el transcurso de los intercambios verbales, y en consecuencia se crea la continuidad de la conversación.

Motivación unilateral. Nos vemos obligados a crear nosotros las situaciones del discurso, las motivaciones para que sea leído y comprendido: las motivaciones para lo escrito deben estar claras de antemano. Vygotski: el lenguaje escrito pasa por una interiorización del control de la actividad lingüística.

Primer sistema de señales. Se utilizan palabras que refieren directamente a cosas.

Segundo sistema de señales. Se utilizan palabras que son la representación de las palabras del lenguaje oral, lo que supone hacer una abstracción más allá de la realizada en lo oral.

Innecesaria metafonología. No necesitamos hacer representaciones de las palabras, ni aún menos de segmentos de éstas como son los fonemas, no precisamos tener conciencia de la existencia de tales unidades de la lengua, ni se llega al significado a través de actividades metalingüísticas.

Necesidad metafonológica. Aprender a leer y escribir en el sistema alfabético supone elaborar representaciones fonológicas, establecer un sistema de correspondencias fonema-grafema, que exige una reflexión sobre la lengua. Es necesaria la conciencia metalingüística, es decir, la toma de conciencia de la estructura fonológica del lenguaje.

Contextualizado. Los hablantes comparten el contexto situacional, así como los conocimientos necesarios, en torno a éste, para la comunicación.

Descontextualizado. El contexto de situación desaparece. La distancia existente entre quien escribe y quien lee hace de lo escrito una comunicación más descontextualizada, con lo cual el conocimiento compartido es menor y el peso de la comunicación recae en el texto mismo, lo que exige que éste sea lo suficientemente explícito y dependiente del contexto.

Rasgos extralingüísticos. La identidad del hablante está presente en el hecho conversacional. La presencia física de los hablantes da información sobre cómo es el interlocutor, lo que facilita claves relativas a cómo podemos y debemos comunicarnos con él.

Sin rasgos extralingüísticos. La identidad se neutraliza en lo escrito, se pierden esos rasgos extralingüísticos con la ignorancia de parte de la información que ello proporciona.

Mayor rapidez en la producción. Es más inconsciente e involuntario.

Más lento en la producción. Es más consciente y voluntario. Requiere un proceso de realización más preciso y elaborado.

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